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viernes, 15 de junio de 2018

El lince que susurraba a los humanos.

En un lugar de Sevilla, en un área recreativa muy conocida y muy transitada, por donde pasan todas las semanas cientos de personas, donde está permitido el tránsito de vehículos a motor, donde hay aparcamientos, donde hacen maniobras militares, donde pasta el ganado, donde se realizan todo tipo de actividades legales al aire libre como el senderismo, el running, el ciclismo, el motocross, el quad e incluso la caza. En un lugar donde de manera legal (no lo olvidemos) miles de tractores y todoterrenos abarrotados de romeros campan a sus anchas por el medio natural causando un impacto obvio tan fácil de comprobar como ir a dar una vuelta por el lugar días más tarde de la celebración. Un lugar donde las administraciones asfaltan caminos y destruyen la flora y hábitat de las lindes para facilitar el paso de las cofradías. Ahí, en ese lugar, donde se fomentan actividades legales (sostenibles o no), donde a todas luces parecería un sitio inhóspito para la fauna salvaje, vive sorprendentemente el lince. La gran abundancia de conejos es la clave para que este animal, en principio esquivo, habite una zona tan humanizada sin ningún pudor. Son varios factores los que hacen que estos animales se muestren "tan confiados". Por un lado, su papel de superpredador hace que no tenga nada que temer, ya que al encontrarse en lo alto de la cadena trófica, no tiene predadores naturales. También puede influir el hecho de que al ser un área recreativa donde van miles de personas al año y al constante manejo de algunos ejemplares por parte de las administraciones, hayan llegado a acostumbrarse al excesivo contacto humano al que a veces son sometidos.
En ese lugar, el biólogo Enrique Muñoz, ha hecho varios estudios y seguimientos de rapaces como cernícalo o lechuza blanca. Con él me encontraba para echarle humildemente una mano para estudiar el desplazamiento que sufre en la zona la lechuza blanca con respecto al cárabo.
Acabábamos de llegar, casi a la vez. Aparcamos en los aparcamientos y yo me bajé del coche para recibirlo. Comenzamos una charla antes de empezar con el trabajo, aún ni habíamos cerrado las puertas de los coches, cuando de repente, el silencio de la noche se vio interrumpido por los inconfundibles gruñidos del lince. Eran una hembra adulta con sus dos crías, que se acercaban jugando, gruñendo y corriendo hacia nosotros sin importarles para nada nuestra presencia. Nos quedamos de piedra, sin respirar ni hacer ruido para no molestar. Luego se tranquilizaron e hicieron el amago de irse cuando de repente la hembra se acercó a mi coche, lo bordeó y capturó un conejo delante nuestra, a escasos metros. Cuando pensábamos que la cosa no podía ser mejor, la hembra se sentó delante nuestra a comerse el conejo y nos regaló los mejores 20 minutos de nuestras vidas.
Mientras la hembra se comía al lagomorfo, se oían a los dos cachorros gruñir, escondidos tras unos matorales a un par de metros de la madre.
Lo mejor es que pudimos documentar un comportamiento que llevábamos tiempo observando: cuando la abundancia de conejos lo permite, los linces pueden permitirse el lujo de comerse solo la parte más nutritiva (jugos encefálicos) y desechar el resto, siendo habitual encontrar varios conejos decapitados y sin comer el resto del cuerpo.
También pudimos documentar que la hembra limpia el cadáver del conejo antes de dárselo a sus crías, eliminando estómago e intestinos con precisión de cirujano.
Restos de intestinos y excrementos del conejo predado
Cuando la hembra acabó de comerse la cabeza y de limpiar el cuerpo del conejo, se marchó a los matorrales altos donde esperaban sus crías, saliendo de nuestro campo de visión y por tanto acabándose el espectáculo para nosotros.
Si alguna vez tienes la suerte de que un lince se cruce en tu camino, párate, cállate y disfruta del momento. Molestar y perseguir a los animales salvajes no es ético ni legal.

Como dato decir que las últimas tres lechuzas blancas encontradas estaban muertas y que en este muestreo no la pudimos detectar.
                                                                                                                           Vídeo del lince matando, comiendo y despiezando al conejo
                                                                                














1 comentario:

  1. Que triste que el humano haya invadido su territorio de esa forma. Preciosas imágenes.

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