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sábado, 16 de febrero de 2019

Ganaderías bravas: ¿Ecosistemas idílicos o sumideros de biodiversidad?

Terreno sin árboles y escasa vegetación
Como esto es un blog de naturaleza y divulgación científica, nos limitaremos a comentar las conclusiones a las que hemos llegado después de más de un año de análisis, muestreos y estudios in situ, en varias fincas de ganadería brava que abarcan cientos de hectáreas de parque natural en una provincia de Andalucía. 

Es un argumento recurrente, de los defensores de la tauromaquia, que gracias a las ganaderías bravas, se conservan y protegen miles de hectáreas de ecosistema y que se favorece enormemente su biodiversidad, Se argumenta, incluso, que de no ser por la tauromaquia, estos montes donde pasta el ganado, no existirían y que serían grandes urbanizaciones o escombreras (no sabemos cómo llegan a esa conclusión) por lo que (según ellos y Frank de la Jungla) la tauromaquia es indispensable y responsable de la supuesta salud que gozan los campos destinados a tal fin.


Basta solo levantar la mirada un segundo y observar el campo para percatarse que no es la biodiversidad precisamente lo que abunda en estas grandes fincas. Estas fincas suelen ser enormes extensiones de terreno donde los pocos árboles que podemos ver suelen ser eucaliptos y palmeras. Están separados por numerosas puertas y kilómetros de vallas y alambre de espino oxidado que dificultan el libre movimiento de los animales salvajes que aún sobreviven en la zona o que, más bien, cruzan las fincas en busca de sitios habitables.



Respecto al suelo, se observa un evidente exceso de labores de labranza, apreciándose duro, seco y compacto. Se suele arar el campo periódicamente aunque no se vaya a cultivar, estando el terreno, por norma general sin cubierta vegetal. La única hierba que crece es la que rápidamente se come el ganado, por lo que al medio ambiente apenas aporta biomasa útil. Por si fuera poco, dentro de estas enormes fincas tambíen se cultiva, por lo que ciertos animales salvajes "molestan" y son, en el mejor de los casos, ahuyentados. Por ello suele haber fumigaciones periódicas, lo que provoca la eliminación de los invertebrados de los que se alimentan otros animales, y por ende la desaparición de estos, que a su vez sirven de alimento a otros, lo que provoca una cadena de desequilibrios ecológicos que afectan no solo a las fincas donde se producen, sino al ecosistema global. Además de todo esto, se observa que a los trabajadores de estas fincas no les gusta mucho mancharse los zapatos, ya que suelen ir a todos sitios en sus potentes todoterrenos, campo a través y atravesando arroyos si es necesario. El constante paso de vehículos deteriora aún más estos empobrecidos suelos. La quema de pastos es un técnica más que extendida que suelen realizarse cualquier día y a cualquier hora.
Charca contaminada por el ganado


Sapillo moteado hembra muerta antes de poner los huevos en charca contaminada
Respecto a las masas de aguas que se encuentran en el interior de estos parajes con uso privado, se observa que arroyos y charcas están pisoteados, corrompidos y llenos de excremento de ganado, agua que además se filtra y contamina las capas freáticas. La vida en estas aguas se hace prácticamente imposible, a pesar de que algunos anfibios intentan, normalmente sin éxito, reproducirse en esas charcas. Se observa que después de llover, al formarse charcas limpias, los anfibios copulan y depositan sus huevos, pero poco después, los detritus del ganado contaminan las aguas haciendo casi imposible la perpetuación de la especie. 
Perdiz cazada pero no cobrada

Por los motivos anteriores, es evidente que la fauna salvaje no encuentra en estos lugares hábitats que cumplan con sus exigencias mínimas, y al ser grandes extensiones con numerosas vallas, dificulta la expansión o colonización de territorios algo más aptos. 

Pero es que además,  TODAS estas fincas son cotos de caza, por lo que el ecosistema se ve afectado por los típicos problemas que conlleva la caza como son la contaminación por plomo, la eliminación (legal e ilegal) de predadores y sus consiguientes desequilibrios, la suelta de especies cinegéticas como conejos y perdices en detrimento de la fauna local, la muerte "accidental" de especies no cinégeticas (ya sean por perros de caza o por disparo) y un largo etcétera. 
Culebra de herradura asesinada de un golpe
Parece que toda fauna molesta y por ello se empeñan los ganaderos en acabar con lo que ellos llaman plaga de meloncillos, plaga de zorros o plaga de urracas. Recordemos que es ganado bravo lo que se cría y nos encontramos en una zona libre de lobos, por lo que los pequeños carnívoros ibéricos es imposible que influyan en la rentabilidad de su negocio. En varias conversaciones hemos podido comprobar que molestan hasta los buitres, que lo único que hacen es eliminar los cadáveres de sus reses, ya que pocas carroñas naturales podrían encontrar en la zona. Como dato, decir que es normal que todas las semanas muera alguna res, de muerte natural, ya sea un becerro recién nacido, un animal enfermo, etc. Hago este hincapié para recalcar que esto es una zona donde el lobo fue exterminado en su día y aun así suele haber bajas, lo que me lleva a pensar que es muy raro que donde hay lobos no se muere ni un becerro, ni se pone enfermo. Todos están sanísimos pero los mata el lobo...
Sapillo moteado hembra muerta antes de poner los huevos en charca contaminada

Debido a la contaminación de las aguas, pocos anfibios logran reproducirse, y los que lo hacen, tampoco están a salvo, ya que la incultura de algunos lugareños les lleva a matar, por ejemplo, a los gallipatos, asegurando que si no lo hacen, su ganado corre el riesgo de morir atragantado cuando beba de las charcas, donde por cierto, siempre se reproducían los gallipatos. 
Los reptiles son perseguidos por la ignorancia en todos sitios y aquí no iba a ser una excepción. Es habitual escuchar las "batallitas" de algunos que aseguran haber matado serpientes de tres metros que son las responsables de que no haya conejos. En alguno de nuestros muestreos nos encontramos alguna que otra serpiente asesinada por la ignorancia de algunos energúmenos.
Lirón careto muerto al día siguiente de antiplagas

Para colmo, una conocida empresa antiplaga, visita las fincas muy a menudo para envenenar la zona y es habitual al otro día encontrar numerosos cadáveres de ratones, ratas, lirones, en incluso musarañas, conejos y liebres. Además, estos animales envenenados son consumidos por otros carnívoros como meloncillos, tejones o aves rapaces, por lo que al final mueren muchísimas más especies a las que en principio iba destinado el veneno, muchas de ellas protegidas por la ley y en la que se invierten millones de dinero público para su conservación.

Por tanto, llego a la conclusión de que es mentira que la tauromaquia beneficie de forma directa o indirecta al medio ambiente, más bien queda demostrado que indirectamente lo perjudica, ya que estas ganaderías no son más que un sumidero de biodiversidad de todos para el beneficio económico de unos cuantos.